El desarrollo y el cuidado de una marca personal se ha convertido en una necesidad para todas aquellas personas que intenten destacar en su trabajo o poder vivir de aquello que les apasiona. Actualmente, tener una carrera, un máster o dominar un par de idiomas, aunque está claro que es muy importante, no son méritos suficientes para destacar de una forma clara sobre quienes componen nuestra competencia.
En realidad todo el mundo tiene una marca personal, le guste o no. Esto es así porque todo el mundo tiene algo que le hace diferente. Las personas que nos rodean nos perciben de una forma u otra dependiendo de la imagen que proyectemos, por lo tanto, todos tenemos una marca personal, la cuidemos o no. Se puede llamar marca personal o impresiones que transmitimos, lo que esta claro es que nos beneficiará proyectarla de forma intencional para poder cuidarla.
Trabajar en a la proyección de esta marca no significa tratar de vendernos utilizando algo que no somos sino todo lo contrario. Creo que la clave está en buscar aquello que nos motiva , que nos hace disfrutar y sentirnos cómodos. Una vez que lo hayamos encontrado, el siguiente paso será potenciarlo. Una marca personal cuidada aporta un claro valor añadido al profesional y le aleja de ser un CV más en un proceso de selección.
Creo que las dos bases sobre las que se debe asentar una marca personal exitosa son la diferenciación y la coherencia. La primera es vital porque será nuestra seña de identidad y lo que nos permitirá no ser “uno más”. La segunda será la que haga de nuestra marca algo sólido, creíble y con continuidad. Si olvidamos la coherencia y tratamos de mostrarnos de una forma completamente distinta dependiendo de la situación, sin pensar en como somos en realidad, nuestra marca personal se volverá contra nosotros y acabará con nuestra credibilidad. Si construimos nuestra marca sobre algo que no somos difícilmente podremos mantenerla porque llegaremos a la conclusión de que los primeros engañados somos nosotros mismos.
Para terminar os voy a contar una anécdota que me ha venido a la cabeza mientras escribía este post y está muy relacionada con este tema. “No seas el mejor, lucha por ser diferente” Así concluyó Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) su master class en la Escuela de Protocolo de Granada durante la clausura del curso pasado. Si habéis tenido el placer de conocer a Rayko sabréis que es un crack en esto del personal branding (si no, recomiendo seguirle en Twitter) .
Esta frase me dejo un poco descolocado porque siempre había oído que lo más importante para triunfar es aspirar a ser el mejor, pero tiene mucho sentido. El número uno en cualquier disciplina es efímero, va cambiando con el tiempo, y olvidando al anterior. Probablemente no nos acordemos de todos los “números uno”, pero si recordaremos a quien nos transmitió algo especial que no habíamos visto antes. Rayko puso a Andrés Iniesta como ejemplo de un profesional que no necesita estar en todos los debates sobre el quién es el mejor jugador del mundo para no dejar indiferente a ningún aficionado al fútbol. Tiene algo especial que le hace diferente y eso lo será para siempre.
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